Hay va una de pasteles y apaños.

SITO.
En un primer lugar que la gente sepa como se las gastan los Peruanos sirivendo postres. En España se debería aprender de estas porciones. Las cuales fueron puestas a buen recaudo en nuestros estómagos. Eso si, sin menos preciar los platos de pasta y el pollo asado con patatas y ensalada. En definitiva, con un solo plato de pasta en España se harían tres raciones, y con el pollo comería un equipo de futbol. Como podeis ver el de la foto es Justo, con diez kilos más, después de nuestra estancia por estos caminos del Señor. Os preguntareis por que sale solo Justo, la explicación es sencilla, los demás hemos engordado otro tanto y no cabiamos en la foto.

Después de esta opípara cena, nos dirigimos a degustar los alcholes de la presente Nación, el pisco sour, en la fotilla aparecemos con la sonrisa de oreja a oreja, pero es solo la apariencia, sabían a rayos a cada cual peor, su sabor lo podemos catalogar, en caca de vaca, caca de perro, caca de gato y supercaca (el de maraculla)

Y antes de llegar al gran local de dispensador de cogorzas, pasamos por la mil veces pateada calle Luzuriaga, donde como podeis observar es un hervidero, de policias, vendedores, tiendas, bancos.... etc.

Y como el Sito es un aagarrado, parece que es catalán al 100*100, se hace un apaño en los crampones, con una cámara de carretillo que compró en una ferretería típica de la localidad.

Ha por cierto creo que ya no me invitaran a viajar con ellos por afixiado, todo el día sin parar y sin disfrutar. Tienen cabeza.

Todavía no podemos colgar la foto de la comida de la abuela, lentejas si las quieres las tomas y si no las dejas. Picaban como un demonio gracias a un pimientillo amarillo. Pero pudimos neutralizar los picores del culillo con el orujo de Jon, tres buenos chispazos y en el estómago no quedó nada.

Y con esto hasta dentro de cinco.